Me parece imposible irme de vacaciones sin hablar de La Isla de Kim Ki-Duk. Y también parece que cuanto más se supone q no debes hacer una cosa más ganas tienes de hacerla... :P
Esta película sale sola. Es dramatismo y sentimiento en estado puro. No hacen falta palabras para expresar las emociones más intensas. Casi diría que la ausencia de diálogo dota de vehemencia, misterio y atracción a las emociones humanas.
Kim Ki-Duk muestra como es habitual en su filmografía a unos personajes en el borde de la marginalidad, desgarrados, animales de la naturaleza. Y una historia desarrollada a través de las reacciones desbordadas del animal humano. Porque eso es lo que parece el ser humano, una criatura de Dios temblando bajo el yugo de la lluvia y el dolor.
El escenario está inundado. Inundado por un inmenso lago que no encuentra su final. Al igual que el límite de la pasión, o ¿puede ser el miedo a la soledad agudizada por la inmensidad de la naturaleza?
Como siempre la moralidad está neutralizada. Casi se olvida la diferencia entre el Bien y el Mal cuando ves a esos animales amándose.
martes, 17 de julio de 2007
Todos tenemos una isla en nuestro interior
miércoles, 11 de julio de 2007
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