lunes, 20 de octubre de 2008

El piano

Tengo miedo de mi voluntad

jueves, 2 de octubre de 2008

"Sólo sé lo que no quiero..."

¿Qué es lo que cada uno de nosotros estamos buscando?

El director originario de Manhattan desenreda en Vicky Cristina Barcelona una sutil e ingenua reflexión sobre lo que queremos, lo que buscamos y lo que tenemos... Con la relación de cuatro personalidades chocantes y opuestas, Allen es capaz de materializar el complicado embrollo del misterioso puzzle imperfecto del amor.
Después de que la cordura de la realidad acabe imponiéndose brillantemente, el camino hacia esa resolución no está falto de angustias, dudas y convicciones, tan irracionales como contundentes.

Una situación donde lo imposible se convierte en lo único que tiene sentido.

Las actrices, sobradas de encanto y atractivo, interactúan alrededor de un Bardem cuan menos que insulso... (y por su trabajo previamente visto, irreconocible), que no despierta la más mínima seducción en su interpretación. Penélope Cruz, arrebatadora, y Johansson y Hall en su sitio. Todos compactados en una película breve de enredos, pero que te plantea una verdad de la vida sencilla, a la vez que relevante.

Una buena película para pasar el rato, que aunque no sea brillante es entretenida e inteligente.



El amor sólo es romántico cuando es inalcanzable

domingo, 13 de julio de 2008

Caótica belleza


La poesía onírica y sensual materializada hasta en el último de los planos de Caótica Ana se transmite a través de los enormes ojos claros de Manuela Vellés: la viva imagen de la ingenuidad, la dulzura y la ilusión de la juventud guiada por el maquiavélico y sutil ojo 'clínico' de Julio Medem.
La fuerte personalidad de su universo particular impide la escapatoria mental del espectador y consigue sumergirle en todas las puertas y los mundos de Ana hasta llegar a gritar y llorar, emocionándote al oír la tierna voz de la protagonista.
Con una inverosimiltud transgresora y rebelde, la historia se asienta en nuestras cabezas como un cuento real y valiente, rasgando con todo lo preconcebido e imposibilitando las hipótesis del público.
La colaboración de Catherine Deneuve, deslumbrante y recuperada, y el contraste de personajes tan distintos y definidos, encajan en un encuadre perfecto donde el mundo de las vidas pasadas, la fantasía del arte y la grandeza de la naturaleza se fusionan para concebir un periplo avasallador e infinito que rompe con todas barreras de lo previsible y mantiene vivos el espíritu de libertad y la incertidumbre hasta el último minuto.
Una belleza estética impresionante, cuidada con una mística banda sonora y la usual multitud de elementos metafóricos del director vasco te hacen volar y sostienen la inesperada evolución de la trama hasta el final. Ana se convierte en una guerrera que vence a la injusticia desde la debilidad, una Juana de Arco de su tiempo, poética, bella, fuerte y rebelde.

'You can't never defeat me, because I'm the mother of good men'

sábado, 14 de junio de 2008

Algo pasa en Las Vegas



Una película que podría haber sido mucho más, si sólo se hubiera seguido la evolución natural de la relación de la pareja de esta historia...

Curiosamente, anoche decidí ver una producto pura y verdadermente made in Hollywood y he de reconocer que a parte de los esterotipos que abundan en esta clase de americanadas horteras y videocliperas, pasé un rato divertido viendo a la gamberra de Cameron Díaz y al ramplón de Aston Kutcher. El ritmo dinámico del guión acaba con los momentos superfluos y aburridos del comienzo y despierta cierto interés por la evolución del enredo.
A parte del vomitivo final feliz, esta película podría haberse salvado cambiando algunos clichés característicos de filmes comerciales yankis. La originalidad del planteamiento y la construcción de situaciones apropiadamente singurales conectan con la juventud de la sociedad actual. La presentación de una mujer todoterreno de la gran ciudad -un tiburón de los negocios y de casi todos campos- y de un malcriado sinvergüenza, atrapados por lo que su familia, su trabajo y sus parejas esperan de ellos, dota de un trasfondo mínimamente trascedental a la trama, más explotado hacia el final del largometraje aunque no brillantemente resuelto.
Asimismo, aporta un respiro a la comedia romántica que últimamente inunda nuestras carteleras: un cúmulo de parodias románticas chorras sobre los mil refritos posibles donde se pueden combinar las palabras 'novio/a' y 'boda'.
Circunstancias desternillantes y golpes de humor cotidianos pero bastante bien aprovechados (como el momento en que Díaz reitera hasta la exasperación cómo se sube y se baja la tapa de un inodoro, las sesiones con la terapeuta matrimonial o los intentos de ambos cónyugues por quedarse con los 3 millones de dólares) detentan cierta agudeza humorística, sin necesidad de recurrir a gracias groseras ni manidas.
Instantes de enternecimiento soso y artificial estropean un final y confirman la razón por la que esta comedia pasará a formar parte del saco de los productos comerciales de Hollywood y no de las películas reseñables de la historia del cine.

domingo, 8 de junio de 2008

Moverse a lo desconocido

No te muevas...

Atrapada en un círculo vicioso por un amor atormentado, la única salida que le queda a Italia es una escapada de aquello que la nutre y la destruye. A veces no existe otra salida y la voluntad de cambiar las cosas es lo único que nos puede salvar.

Un film duro y tierno al mismo tiempo, que presenta sin tapujos, e incluso, con cierto cinismo, las pasiones humanas de hasta los más pulcros y respetables doctores. Un cirujano, en las carnes del atractivo Sergio Castellito que puede llegar a ser más rastrero que la más triste y desharrapada mendicante.

Una historia de amor sin razón ni sentido. Casi absurda en su desarrollo, pero precisamente por eso, totalmente verosímil. Un guión brillante sobre una encrucijada de pasiones perfectamente montada, que convierte este drama en una plataforma boyante para el lucimiento de Castellito y para el reconocimiento, sin lugar a dudas, de la labor interpretativa de Penélope Cruz.

El amor y el sufrimiento como protagonistas de un film desgarrador que despunta por su auntenticidad. Dos pasiones que se retroalimentan, cuyo resultado no es otro que la más dulce destrucción... ¿Podemos resistirnos a un amor letal sin morir en el intento?




Al igual que no perdemos la esperanza en la vida ni en las personas, tampoco lo hagamos en el destino.

viernes, 6 de junio de 2008

No country for old men

La aridez paisajística que desborda cada plano del último y curtido largometraje de los hermanos Coen es una de las consignas de este obsoleto western concebido para desencajar intencionadamente en el contemporáneo siglo XX. Una decadencia anacrónica, representada por un magnífico Tommy-Lee Jones y transmitida con una comicidad trágica subyacente, reafirman una vez más el usual humor negro que caracteriza a esta pareja cineastas.
Una historia base, compuesta por sencillos conflictos, se construye con escenas memorables, gracias a la experimentada realización y capacidad visual que estos directores despliegan en su escenario favorito: el antiguo y despiadado Oeste, recalcitrado en la agonía de su desaparición ante la modernidad.
En este último legado de los Coen, somos testigos del último eslabón de una estructura circular, que regresa a sus primeros trabajos, como Sangre Fácil (1983). Un ejercicio de estilo, donde la radicalización de sus habituales fórmulas de realización (simplificación de los planos, inteligente utilización de las elipsis y un guión pulido al máximo), desembocan hacia una vertiente más madura y hierática, a la vez que juegan con un escenario seco y hostil de la Texas de los 80, como pretendida metáfora.
La novedad de esta última obra es la inusualmente seria y preponderante trama – factor que ha podido provocar el retracto de muchos de sus más fieles seguidores-, que, por una vez, está por encima del protagonismo de su tono sardónico.
El resultado final es un film caracterizado por la sobriedad y síntesis de su historia, que guarda más parecido a otras obras menores de otros directores menos carismáticos, y la alejan de su característico corte de identidad coeniano; conjugado inesperadamente por una tímida incursión en un talante nostálgico y decadente que deposita toda su virtud en la ejecución del guión.



Unos intérpretes más que solventes completan este cuadro fílmico, sintiendo casi más preferencia por un campechano Josh Brolin que por el aquí hermético Javier Bardem. Con un cosechado Oscar a la mejor película, podríamos concluir que este film no ofrece el menor desmerecimiento frente a sus oponentes, aunque no alcanza el rango de obra maestra y se queda simplemente en una gran propuesta.

domingo, 27 de abril de 2008

¿Me querrías aunque dejase de ser bella?

- ¿Sabes que las mujeres guapas son invisibles?
- ¿Por qué?
- Porque son tan guapas que nunca llegas a ver cómo son realmente...



El arrollador paisaje poético que desprende Coixet en cada segundo de cada fotograma convierte Elegía en un grandioso melodrama, del que se podría prescindir de algunas escenas, pero cuya belleza sentimental manifestada a través de un magnífico paisaje tanto humano como natural, consienten que esta realizadora se permita excederse en todo su torrente imaginario.
Una delicada flor desplegada con el cuerpo de Penélope Cruz reacciona, víctima de una fuerza superior irremediable, junto con el también atrapado y sabio profesor de Artes Literarias, Kepesh, rindiéndose a la ímpetu incomprensible que es el amor.
La sabia mirada de la poco prolífica Isabel Coixet, nos pone ante la mesa verdades como templos con un guión de oro, del cual, aunque se sobrepase en algunos minutos de metraje, nos hace sentir que cada uno de ellos es absolutmente necesario, deleitándonos con sus inmejorables y nada desperdiciables escenas.
Un film que entraña más humor con respecto a la magistral La vida secreta de las palabras, pero que no nos enseña nada nuevo ni mejor, y se queda sin alcanzar un peldaño superior en su filmografía, pese a la mayor talla comercial de su conjunto.
Un preciosismo callado y visual, cuya hondura prevalece respecto a la historia, la cual se utiliza como pretexto para desencadenar un entramado de conflictos y dramas existenciales, como el desamor y la vejez.
Una elegía a la pérdida de la belleza del cuerpo y a la gloria emocional del amor. Un lamento por todos aquellos momentos irrepetibles perdidos, cuyo nombre genuino podría catalogarse en nostalgia.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Juno, diosa del Indie



Sarcástica, original, divertida... Perfecta para los 'indies' con vocación

El alternativismo rockero y ácido al cuadrado, personificado en una joven de supuestas 16 primaveras, va abriéndose paso por los valles y montañas de la vida con una afilada prosa, irónica y contundente.
Una historia de lo más común en la vida real, como el embarazo de una adolescente, aparece presentada de la forma más peculiar por su transgresora y locuaz protagonista, Juno; alterego de su creadora, la ex stripgirl reciclada a guionista, Diablo Coddy.
No faltan artículos y palabras que se deshagan en halagos ante la agudeza de un guión bien construido y original, además de contar con la interpretación de una solvente y prometedora Elle Page; sin embargo, en la opinión de una servidora, he de concluir que el filme no llega a las cotas de obra maestra.
Es cierto, que guarda muchos puntos a favor, como algunos de los mencionados anteriormente, pero llegado un momento parece que la historia de la chica grunge con camisa de cuadros, coleta y pantalones anchos no da más de sí. Quizás debería decir que este gran personaje, lo más valioso de la película, está desaprovechado con una historia divertida pero no demasiado brillante como para hacerse con la estatuilla del "Tito Oscar".
Se pasa un rato entretenido y puede que las múltiples ocurrencias de Page/Coddy te hagan sonreír durante buena parte del largometraje y hasta soltar más de una carcajada.
La parte dramática y tragicómica del filme, pese a que el tono humorístico general intenta disolverla, se resuelve sin más transcendencia que la que podría utilizarse en una de las variadas y abundantes teleseries americanas de gran calidad que están triunfando en la pequeña pantalla. No obstante, vuelvo a repetir que el calado de esta comedia inclasificable no da para tanto.
En comparación con la intérprete jovencita principal, algunos de los personajes secundarios, no están tan bien construidos (véase el personaje de Jennifer Garner), se abusa de los estereotipos y la carismática personalidad de Juno eclipsa todas las demás.

domingo, 3 de febrero de 2008

Al final del corazón

Ha hecho falta que el nombre de Godard se paseara por las bocas de los mejores cineastas y se citara en las letras de los mejores críticos de cine perdurando durante más de 40 años para que A bout de souffle (o la Al final de la escapada, como una españolita traduciría) llegara a horadar una rayita en el bagaje de mi cinéfila curiosidad.
Simplemente, el resultado videoclipero de la Nouevelle Vague y la preponderante utilización de la música, guía de la estructura del guión solo funciona porque es la excéncrita personalidad de Godard la que lo tutela.
La multitud de pequeños guiños cinéfilos (Humphrey Bogart, carteles de películas...) y no tan cinéfilos (ya sabréis en quién se inspiró el anuncio de Martini), disimulan y adornan una sensiblidad disfrazada de cultura pop y frivolidad hiperactiva que por mucha verborrea que desate no puede resistirse ante la punzante realidad del amor.



Dispárame justo ahí... para romperme el corazón

Aquí tenemos otra de mis historias favoritas, casi más admirable por la forma adolescente y despreocupada en la que se cuenta algo tan trascendente que por la historia en sí, ya conocida por tod@s nosotr@s: una buena chica enamorada de un sinvergüenza abandonados a cruzar el fin del mundo en un impulso ingenuo e imposible que se vivirá como un cuento de hadas hasta que irrumpa un game over.
Una Jean Seberg poética y enorme en toda su feminidad y un Jean-Paul Belmondo casi carismático llevan sobre sus hombros una historia tan veraz como surrealista.
Una historia no tomada en serio ni por los propios protagonistas que merodearán por los inmensos escenarios de las calles parisinas como si de un infinito teatro se tratase.

Como si 'al final de la escapada' la función se acabara y la sangre fuera salsa de tomate.

jueves, 3 de enero de 2008

Lust & Caution


Deseo y el peligro suenan como dos acertados alicientes suspcetibles de despertar la apetencia de acudir al cine por Navidad, y más si el experimentado y talentoso taiwanés Ang Lee está detrás de la dirección de este nuevo largometraje de época ambientado en las intrigas del Shangai ocupado por las fuerzas japonesas durante el ocaso de la Segunda Guerra Mundial.
Como ya nos tiene acostumbrados, la delicadeza evidenciada en cada uno de sus planos despierta otra vez el 'sentido y la sensibilidad' de cada de unos de sus espectadores. Utilizando una trama estructurada por flashbacks y grandes saltos en el tiempo, Lee narra una historia difícil de resultar atractiva, a menos que detrás de todo el montaje sintamos un pulso coherente de los acontecimientos que alcanza hacia el final del filme un clímax expresado con elementos tan simples como una mirada de Tony Leung, acompasado por el gran descubrimiento de la totalmente entregada Joan Chen.
Elegante y con un clasicismo renovador --escasamente abundante hoy en día--, un sentimiento crudo y desgarrador, desplegado en un escenario de terror y sospechas, es comunicado a través del sexo como vía de manifestación. Escenas que se retuercen entre la pasión y el dolor, sobrepasan el sentido de lo sexual para mostrarnos la realidad de una soledad acuciante y oscura, en la cual debe caer la protagonista para llegar al corazón de un lobo. Un solitario e implacable individuo con alma recubierta de piedra, el cual requiere varias derrotas y humillaciones para conseguir horadar un resquicio de su caparazón. Contemplar el doble viaje y ambas evoluciones de los principales intérpretes es una de las bazas mejor conseguidas por su director. Como siempre mostrando una templada seriedad y madurez, combinadas con buen gusto y estilo, evitan que en ningún momento se caiga en la vulgaridad ni en el sensacionalismo de un tema tan delicado y controvertido como el tratamiento de sexo. Como resultado final de este filme, tenemos un verdadero deleite para los sentidos, además, del disfrute de su narración.

Recomiendo que esta película se saboree horas después de haberla visionado. Realmente es cuando empiezas recordar sus silencios, sus escenarios, sus matices...