jueves, 3 de enero de 2008

Lust & Caution


Deseo y el peligro suenan como dos acertados alicientes suspcetibles de despertar la apetencia de acudir al cine por Navidad, y más si el experimentado y talentoso taiwanés Ang Lee está detrás de la dirección de este nuevo largometraje de época ambientado en las intrigas del Shangai ocupado por las fuerzas japonesas durante el ocaso de la Segunda Guerra Mundial.
Como ya nos tiene acostumbrados, la delicadeza evidenciada en cada uno de sus planos despierta otra vez el 'sentido y la sensibilidad' de cada de unos de sus espectadores. Utilizando una trama estructurada por flashbacks y grandes saltos en el tiempo, Lee narra una historia difícil de resultar atractiva, a menos que detrás de todo el montaje sintamos un pulso coherente de los acontecimientos que alcanza hacia el final del filme un clímax expresado con elementos tan simples como una mirada de Tony Leung, acompasado por el gran descubrimiento de la totalmente entregada Joan Chen.
Elegante y con un clasicismo renovador --escasamente abundante hoy en día--, un sentimiento crudo y desgarrador, desplegado en un escenario de terror y sospechas, es comunicado a través del sexo como vía de manifestación. Escenas que se retuercen entre la pasión y el dolor, sobrepasan el sentido de lo sexual para mostrarnos la realidad de una soledad acuciante y oscura, en la cual debe caer la protagonista para llegar al corazón de un lobo. Un solitario e implacable individuo con alma recubierta de piedra, el cual requiere varias derrotas y humillaciones para conseguir horadar un resquicio de su caparazón. Contemplar el doble viaje y ambas evoluciones de los principales intérpretes es una de las bazas mejor conseguidas por su director. Como siempre mostrando una templada seriedad y madurez, combinadas con buen gusto y estilo, evitan que en ningún momento se caiga en la vulgaridad ni en el sensacionalismo de un tema tan delicado y controvertido como el tratamiento de sexo. Como resultado final de este filme, tenemos un verdadero deleite para los sentidos, además, del disfrute de su narración.

Recomiendo que esta película se saboree horas después de haberla visionado. Realmente es cuando empiezas recordar sus silencios, sus escenarios, sus matices...