domingo, 13 de julio de 2008

Caótica belleza


La poesía onírica y sensual materializada hasta en el último de los planos de Caótica Ana se transmite a través de los enormes ojos claros de Manuela Vellés: la viva imagen de la ingenuidad, la dulzura y la ilusión de la juventud guiada por el maquiavélico y sutil ojo 'clínico' de Julio Medem.
La fuerte personalidad de su universo particular impide la escapatoria mental del espectador y consigue sumergirle en todas las puertas y los mundos de Ana hasta llegar a gritar y llorar, emocionándote al oír la tierna voz de la protagonista.
Con una inverosimiltud transgresora y rebelde, la historia se asienta en nuestras cabezas como un cuento real y valiente, rasgando con todo lo preconcebido e imposibilitando las hipótesis del público.
La colaboración de Catherine Deneuve, deslumbrante y recuperada, y el contraste de personajes tan distintos y definidos, encajan en un encuadre perfecto donde el mundo de las vidas pasadas, la fantasía del arte y la grandeza de la naturaleza se fusionan para concebir un periplo avasallador e infinito que rompe con todas barreras de lo previsible y mantiene vivos el espíritu de libertad y la incertidumbre hasta el último minuto.
Una belleza estética impresionante, cuidada con una mística banda sonora y la usual multitud de elementos metafóricos del director vasco te hacen volar y sostienen la inesperada evolución de la trama hasta el final. Ana se convierte en una guerrera que vence a la injusticia desde la debilidad, una Juana de Arco de su tiempo, poética, bella, fuerte y rebelde.

'You can't never defeat me, because I'm the mother of good men'