miércoles, 14 de octubre de 2009

Gloria bastarda



Nunca he visto tanta gloria desde el minuto 00:01:00. El excéntrico y auténtico Quentin Tarantino despliega toda su artillería pesada en su último largometraje. 100% Quentin, señor@s.

Por fin, un embrollo argumental trabajado, con sorpresas, tensión, golpes de humor, ritmo e incertidumbre hasta el final. Se acabó la insulsa trama de la venganza (Kill Bill) o las carnicerías + tacos gratuitas. En esta ocasión, el director ha sabido sacar provecho de todas y cada una de las escenas y de sus personajes, así como del talento interpretativo de los intérpretes.

Haciendo un breve repaso, he de comentar la excelente explotación del glamour y el talento, así como del papel que desempeña en el film Diane Kruger (una actriz que hasta ahora ha hecho papeles simplones, de chica guapa, más decorativos que interpretativos en la mayoría de sus películas), también las acongojantes apariciones de Christoph Waltz, o la credibilidad de Til Schweigeren como asesino implacable. No obstante, aunque mi predilección por Brad Pitt es obvia, su actitud de cateto chulesco y líder del batallón de rufianes no me ha llegado a entusiasmar. Su papel ha estado más cerca de la sátira y la caricatura, e incluso parece inverosímil que una panda de paletos como los del 'Oso judío' pudieran realizar semejantes proezas. Supongo que el genio Quentin habrá querido establecer una complicidad con el público y conseguir la identificación del telespectador.

Por otra parte, con la representación de los nazis 'malos', como Hitler o incluso el coronel Hans Landa (Christoph Waltz), -en parte ridículos, en parte temibles-, desconcierta y despierta una incertidumbre, que no sabe si tomárselos en serio o en broma, y precisamente por eso, tiene la capacidad de sorprender (e incluso asustar) en el discurso de los acontecimientos. No se sabe si porque el tal Quentin lo tiene así planeado - o porque simplemente plasma exhaustivamente lo que le marca su imaginación en la pantalla-, que el resultado es simplemente brillante.

Este autor también juega con la realidad y la ficción. Tarantino se ha servido de algunas referencias históricas (como la narración del clásico de cine 'El nacimiento de la nación' o simplemente los personajes reales como Goebbles o el propio Hitler) para despistar, entusiasmar y hacer especular al espectador sobre cómo va a terminar la historia.

Su particular forma de narrar conscientemente aleatoria, de presentar a los personajes y de crear una realidad A SU MANERA, made by Tarantino, es, como se ha demostrado en otras ocasiones, auténtica y apasionante.

Como ya sabemos, a este excéntrico genio le gustan los excesos. Sin embargo, no importa en absoluto que la película no tenga ningún rigor histórico. Simplemente... Es Tarantino y sus fans más incondicionales (como yo) no se sentirán defraudados.