domingo, 19 de diciembre de 2010

A 3 MSC

No he visto Fuga de cerebros. Pero si ésta era un preludio fílmico de Fernando González Molina de su obra 'estrella' A 3 metros sobre el cielo, doy gracias a Dios de que no haber perdido esa hora y media de mi precioso tiempo.

Acudiendo al cine (después de mucho tiempo) en mi ingenuidad de 'vivir' una historia de amor adulcorada comercial, con la clara consciencia de que sería una versión cañí de las películas románticas teen hollywoodenses, he podido encontrarme con que ... sí, la ley de Murphy se cumple: cuando crees que algo ya iba a ser malo de base, es cierto: aún puede ser peor.


Desde los primeros minutos, parece que estamos asistiendo al visionado de un spot de gafas Ray-Ban o de un anuncio de la nueva Harley Davison. El encumbrado ídolo de adolescentes, Mario Casas, que hace aquí de rebelde sin causa, héroe posmoderno y príncipe azul de las quinceañeras de hoy, irrumpe como el motor de esta historia, sólo creíble para las mentes preadolescentes que imaginan su primera historia de amor idealizada. Sinceramente, aunque el chico se esfuerce, la cara de chulito (ostiable) con morritos ensayados de Casas, creo que no convencería a más de una. María Valverde, por el contrario, está perfecta en su papel de 'pija', aunque sus intentos interpretativos por hacer esta historia creíble son vanos, al verse inmersa en un producto global insostenible.

Parece que esta película la ha escrito y rodado un chaval de 16 años. Aunque la base del argumento (pija-conoce-a-chulazo) sea atrayente y despierte el morbo en más de un@, las inverosimilitudes del guión dejan este largo a una altura aún por debajo de algunas series españolas del mismo palo (Física o química, Al salir de clase...). El ridículo flashback que 'explica' la 'causa' de rebeldía del núbil muchacho, el inaudito enamoramiento carente de autenticidad y, sobre todo, el ilógico, forzado e incoherente final hacen que no me crea esta película de principio a fin.

No os dejéis engañar, niñas, el 'chulo' de vuestros sueños nunca mostrará signos de arrepentimiento, comprensión y fidelidad adultas, simplemente seguirá siendo un egocéntrico, mujeriego y autocomplaciente inmaduro que busca alcanzar el límite del sumun narcisista (hasta poder follarse a sí mismo). En cuanto al personaje de Mario Casas, no está trabajado en base a un individuo real, sino en una imagen superficial proyectada por el estereotipo.

Si desgraciadamente películas como ésta son las que se hacen con las cifras de taquilla más fructuosas del año y los productores españoles empiezan a invertir en este tipo de cuentos basados en pastelosas novelas de autores italianos, bonito panorama le espera al cine español: R.I.P.



El único momento realmente emocionante es cuando Babi va por a carretera y observa la frase que da título al film pintada en grande sobre el dorso de un gran puente... Diréis que es una cursilada, pero, oye, una también tiene su corazoncito.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Nadie es profeta en su tierra...

¿Se puede ser un profeta dentro de una cárcel? Literalmente, puede resultarte muy difícil, pero en sentido figurado, sí. Desde los estratos más bajos de la jerarquía social, contemplamos la ascensión y la transformación de un ingenuo chaval de 19 años, sin familia, sin amigos, sin ni siquiera un identidad clara en un líder. La soberbia conversión de la que somos testigos con la interpretación del novel Tahar Rahim hace totalmente creíble y absorbente esta historia de la lucha por la vida.

El film también deja hueco para la poesía y el surrealismo...

Como aquel viejo clásico de Pío Baroja, el protagonista entra desde el principio de una forma más que descarnada en las crudas luchas internas del mundo de la cárcel. Esta introducción en esta selva de barrotes y el desarrollo de las escenas hiladas por el director francés Jacques Audiard mantienen un ritmo trepidante que impide distraer los ojos de la pantalla. El espectador puede llegar a sufrir en sus carnes la violenta coacción y el dolor al que es sometido -como en la inmersión de un recién nacido a la vida- el personaje principal, así como su posterior promoción en el escalafón social dentro de la mafia corsa y del mundo de la droga.

El largometraje evoluciona a través de una narración sobria y seria, pero que encaja adecuadamente toques inesperados de humor desternillantemente negro. Una película genialmente estructurada y con una progresión ajustada para un público ávido, inteligente y despierto. Audiard decide prescindir de efectismos y demuestra que no le hace falta recurrir a sensacionalismos para emocionar, enganchar y captar al televidente. Un profeta intenta plasmar con la mayor veracidad una jungla de hierro del siglo XXI, paralela, desconocida en un escenario excitante y apropiado para reflejar grandes dramas de nuestra sociedad actual.

Puede que tras dos horas de metraje la película, la incertidumbre pueda invadir al espectador al no preverse aún un final, pues tarda en verse llegar y más de uno se puede perder en la sucesión de tramas paralelas y líneas de acción por la que se mueve el protagonista. No esperemos que Audiard nos sirva en bandeja una resolución mascada, puesto que deja una tácita reflexión con un final cuanto menos espectacular: Malik El Djebena caminando tranquilamente con una taimada procesión de coches detrás... ¿Te atreves con un largo europeo y en V.O.?

domingo, 17 de enero de 2010

Avatar... más allá de la imaginación


Un nuevo mundo... sí, para el cine también.

La tan esperadísima pericia visual del megalómano director James Cameron por fin llega
a nuestras pantallas dinamitando las taquillas de todo el mundo. Y es cierto. El mundo fantástico creado por la tecnología virtual es realmente el universo más espectacular que hemos visto hasta la fecha. Sin duda, la posibilidad de empezar a ver el cine en tercera dimensión puede que marque un hito en la historia digital cinematográfica y sobre todo, va a poner el listón muy alto para los próximos trabajos de factura digital que se presenten de aquí en adelante. Este último filme ha hecho un grato favor al género de ciencia ficción y de aventuras, pues su capacidad de atracción del gran público es innegable.

Aunque, por otro lado, este remake de Pocahontas (1995) o de El Nuevo Mundo (2205), no aporta nada nuevo al Séptimo Arte en cuanto a estructura argumental, diálogos y personajes se refiere... Más bien presenta formatos demasiados trinchados y en versión de películas serie B. El protagonista: un 'chulazo', frío, llano y con apenas química con la indígena Navi. El estereotipo de los 'malos' es tan caricaturesco que cae en lo risible (el coronel forzudo, con cicatrices, teñido de rubio, curtido y sin cerebro, parece un muñeco calcado directamente de los Gi Joe). Unos personajes difícilmente creíbles, como el interpretado por Michelle Rodríguez, donde no suelta una sola frase que no tenga un taco y ocupe más de dos líneas de guión... Son algunos de los puntazos intragables de este largo junto con alguna que otra situación inverosímil, incluso dentro de este relato ficticio.

La magia desatada por la técnica audiovisual compensa un desarrollo narrativo previsible. Y por supuesto, sólo si es en la pantalla grande. Cameron se vuelve a instaurar como el artífice de otra de las grandes superproducciones más colosales del celuloide después de Titanic (1997), tanto en su presupuesto y como en su producción. Un relato real representado en un planeta fantástico, pero estropeado por la simpleza, el mal gusto y cierto tufillo de horterada americana.

Química Navi entre dos cuerpos perfectos.