domingo, 17 de enero de 2010

Avatar... más allá de la imaginación


Un nuevo mundo... sí, para el cine también.

La tan esperadísima pericia visual del megalómano director James Cameron por fin llega
a nuestras pantallas dinamitando las taquillas de todo el mundo. Y es cierto. El mundo fantástico creado por la tecnología virtual es realmente el universo más espectacular que hemos visto hasta la fecha. Sin duda, la posibilidad de empezar a ver el cine en tercera dimensión puede que marque un hito en la historia digital cinematográfica y sobre todo, va a poner el listón muy alto para los próximos trabajos de factura digital que se presenten de aquí en adelante. Este último filme ha hecho un grato favor al género de ciencia ficción y de aventuras, pues su capacidad de atracción del gran público es innegable.

Aunque, por otro lado, este remake de Pocahontas (1995) o de El Nuevo Mundo (2205), no aporta nada nuevo al Séptimo Arte en cuanto a estructura argumental, diálogos y personajes se refiere... Más bien presenta formatos demasiados trinchados y en versión de películas serie B. El protagonista: un 'chulazo', frío, llano y con apenas química con la indígena Navi. El estereotipo de los 'malos' es tan caricaturesco que cae en lo risible (el coronel forzudo, con cicatrices, teñido de rubio, curtido y sin cerebro, parece un muñeco calcado directamente de los Gi Joe). Unos personajes difícilmente creíbles, como el interpretado por Michelle Rodríguez, donde no suelta una sola frase que no tenga un taco y ocupe más de dos líneas de guión... Son algunos de los puntazos intragables de este largo junto con alguna que otra situación inverosímil, incluso dentro de este relato ficticio.

La magia desatada por la técnica audiovisual compensa un desarrollo narrativo previsible. Y por supuesto, sólo si es en la pantalla grande. Cameron se vuelve a instaurar como el artífice de otra de las grandes superproducciones más colosales del celuloide después de Titanic (1997), tanto en su presupuesto y como en su producción. Un relato real representado en un planeta fantástico, pero estropeado por la simpleza, el mal gusto y cierto tufillo de horterada americana.

Química Navi entre dos cuerpos perfectos.