miércoles, 13 de mayo de 2009

Gran...Eastwood

Decepcionada desde la sonada huelga de guionistas que sólo llenó de deshechos el séptimo Arte, mi interés por el cine había casi desaparecido progresivamente sin un motivo contundente. Simplemente esa llama por el arte de hacer cine se había consumido.

Pero los grandes, ante toda persona que se apasione o no por el cine, siguen siendo dignos de apreciación y por lo tanto, imposible de ser pasados por alto. Bien acostumbrados como nos tiene el veterano actor que encarnó a Harry el Sucio, reconvertido en un todavía mejor director, Clint Eastwood por fin ha vuelto a hacer la respiración asistida a las carteleras de todo el mundo con la magnífica Gran Torino.

Walt Kowalski, un personaje tan apreciable y despreciable como la vida misma, es el protagonista de esta sencilla historia que no nos cuenta nada que no sepamos ni hayamos visto ya ni en la vida real ni en las pantallas.

Prejuicios raciales, intolerancia, barrios marginales, pandillas, pluralidad cultural... Muchos temas que no nos han sido ajenos en el mundo cinematográfico, pero que con Eastwood despuntan y se diferencian de todo lo que se haya hecho antes...¿por qué?


                                  Un tipo duro de pelar...

Simplemente por la autenticidad con que este autor aborda el personaje (encarnado casi por una parte de sí mismo), el enfoque de la película, la entereza de la narración y la forma sincera de hacer apasionante historias tan reales y comunes como la vida misma.

La fotografía, especialmente, y un Eastwood más expresivo que nunca enseñando a un joven Hmong llamado Thao (o atontao) cómo tiene que hablar y comportarse para que le selecccionen en una entrevista de trabajo es simplemente muy grande. El papel que mejor se le da al californiano aparece aquí casi como un retrato de sí mismo o el hombre que siempre ha habido dentro de él: rudo y desagradable por fuera, como noble y tierno de corazón por dentro.

Detrás de esa mirada antipática y huraña, ya sabemos que se esconde una gran sensibilidad y un gran conocimiento de la verdad de la vida... que como maestro está sabiendo plasmar en la pantalla grande y rescatar al cine de la escasa calidad que existe hoy en día.

Gracias, Eastwood, por hacerme volver, aunque sólo haya sido con este post.