Era a Raimunda a la estaba viendo -"Aquí estoy yo y olé mi arte"-. La admiración que despiertan en mí ese tipo de mujeres, me ha hecho irresistible no enamorarme de esta creación del controvertido director manchego. Compruebo por primera vez que Penélope Cruz es actriz.
Ya era hora de que algún español nos descubriera tan artísticamente el alma profunda de Castilla. Quizás peco de ignorancia, pero hasta donde yo sé (que tampoco es que sea una experta), deben de haber pasado décadas antes de poder encontrarnos con un director que realizara de manera tan safisfactoria una historia tan bien construida y entrañable. Entrañable porque cada uno de los personajes de Volver te llega hasta las entrañas.
La gran mayoría del cine español padece de lo mismo. Se intenta mezclar costumbrismo y humor con un trasfondo de ternura. Pero en ese tándem, uno de los tres pilares siempre acaba por flaquear. Volver es una de esas películas que ha elaborado la mezcla a la perfección, y además, impregna a cada uno de sus fotogramas con un toque de poesía. La poesía que se puede encontrar en una peluquería, en un barrio periférico de Madrid o en las casas antiguas de los pueblos de La Mancha. La cuestión es primero, verla. Luego, saber enfocarla. Después de la trágicamente sufrida Hable con ella, Almovódar acaba superándose una vez más. Éste último largometraje dispone de humor y costumbrismo en la perfecta medida para hacernos reír y llorar de una imagen a otra. Imaginarnos que no estamos viendo una película, sino sumergirse en las alegrías y tragedias de una vida tan real como la del vecino que saludamos todos los días o la persona que aparece delante del espejo.
El alma de nuestras vidas atrapada en una canción...'Volver'

'Aquí estoy yo y olé mi arte'