sábado, 16 de junio de 2007

Robemos las orquídeas

Original donde las haya. Las crisis personales de creatividad, fundadas en las caídas de la autoconfianza es un fantasma muy común entre los lares de las mentes imaginativas. Eso es precisamente lo que quiere comunicar Charlie Kauffman, el guionista de Cómo ser John Malcovich en su segunda colaboración con Spinke Jonze. ¿Acaso no nos hemos visto bloqueados alguna vez a la hora de enfrentarnos a un proyecto intimidante? En estas épocas veraniegas, el nihilismo puede centrífugarnos por la más mínima causa. El peor enemigo eres tú mismo. Un amigo mío ha perdido las ilusiones, y esta película me recuerda a esa sensación. La falta de pasión que siente el guionista protagonista, bordada con la magnífica actuación de Nicolas Cage, se asemeja al vacío de la vida de Susan Orlean, la periodista y autora del libro El ladrón de orquídeas basado en las epopeyas de John Laroche por apoderarse de las estrambóticas flores del título.
La dualidad de la personalidad también es personificada por el hermano gemelo de Charlie Kaufman, interpretado por el propio Cage. Como si fuera blanco y negro, la noche y el día, la inseguridad y la autoestima, el positivismo y el pesimismo, se juega con la presencia de esa doble baza que permanece en nuestras mentes a la hora de tomar decisiones.
Las complicadas y concienzudas tramas de esta película convergen de manera consecuente en un desenlace sorprendente. Un romance entre el burdo ladrón y la estirada periodista es tan ilógico y verosímil como la vida misma, el desencadenamiento de los acontecimentos es llevado al extremo al provocar que la construcción de un guión pueda conllevar a un guionista al riesgo de un peligro vital.¿El precio de la felicidad? ¿La lucha por la inspiración? ¿El riesgo de la verdad? Esta película sugiere muchos dilemas, las respuestas se dan de una manera divertida y desconcertante. Lo bueno es darse cuenta de que éstas no son tan complicadas.


¿Alguna vez habéis descubierto la pasión que despiertan las flores?
Como dice Kuaffman, lo que busca en su adaptación es "una historia de flores", no asesinatos, ni persecuciones, ni otro tipo de tramas. Efectivamente, la pasión por las flores también mueve corazones.

1 comentario:

Heriberto dijo...

Es una película alucinante esta de Kauffman, con la aparición de McGee, el dios de los guinistas, actuando de sí mismo , todavía la hace aún más especial. Además de escribir también me gusta cultivar orquídeas por lo que la hace única para mí.